¿Qué es fisicoculturismo?

Última actualización: 26.04.24

 

Aunque el culto al cuerpo y a la musculatura ha existido desde tiempos más que lejanos, el fisicoculturismo surge como disciplina deportiva a finales del siglo XIX, pasando por diferentes fases y cambios hasta lo que hoy conocemos.

 

Uno de los principales motivos por los que la gente acude hoy al gimnasio es para muscularse. Deportistas que tienen en las pesas, máquinas de remo y bancos de fuerza su principal referente. No quiere decir que todos estos deportistas sean fisicoculturistas, pero sí es verdad que comparten ese afán por mejorar con quienes se dedican por entero a esta labor de culto al cuerpo. Un deporte que tiene unas raíces profundas en un punto lejano de nuestra historia y que ha cambiado considerablemente en los últimos tiempos.

 

Las primeras menciones

Aunque obviamente el fisicoculturismo como tal no es tan antiguo, lo cierto es que numerosas prácticas deportivas de tiempos pasados sí recuerdan considerablemente a esta disciplina. Basta con pensar, por ejemplo, en la antigua Grecia. Una de las representaciones más clásicas de esos tiempos eran los deportistas que participaban en competiciones de fuerza de varios tipos, o incluso en las propias olimpiadas. O bien los gladiadores que pugnaban en el Coliseo Romano, reconocibles por su fiereza, pero también por una fuerza considerable y una musculatura privilegiada.

Este inicio del fisicoculturismo, en una forma primitiva, ha llegado a nuestros días a través tanto de los testimonios escritos que estos pueblos han dejado como de las representaciones pictóricas presentes en elementos como las vasijas griegas. En algunas de las que se han recuperado, se plasman algunos de los primeros ejercicios usados para la mejora de la masa muscular, usando una suerte de pesos de manos para el entreno. En otras, se les ve competir directamente en todo tipo de lances.

Si ponemos esta situación dentro del contexto de la belleza clásica, especialmente en el caso del mundo griego o bien en relación con los mantras del mundo romano, veremos cómo todo encaja perfectamente. El hombre griego ideal debía tener un cuerpo esculpido, musculado y bien moldeado. Un ideal que coincide con el del mundo romano, respecto del favor por los hombres curtidos y considerablemente musculados. Así que ya tenemos clara cuál es la raíz inicial de la cual procede el fisicoculturismo.

 

El fisicoculturismo como disciplina

Pese a la antigüedad mencionada de ese culto al cuerpo, lo cierto es que el nacimiento del fisicoculturismo como disciplina deportiva es bastante más reciente. Son diversas las fuentes que datan el surgimiento de esta disciplina entre los siglos XVIII y XIX, en Francia. Por aquel entonces, empezaba a practicarse una suerte de deporte que tenía como objetivo mostrar una imagen estética agradable y que recordaba a los estándares más clásicos. En esa imagen, una musculatura cuidada resultaba fundamental.

En este contexto y durante este tiempo cobra notable relevancia el nombre de Eugene Sandow. Este atleta de origen prusiano nace en 1867 y está considerado como el padre del fisicoculturismo moderno. Entre sus méritos, se encuentran los de ser el primer deportista en iniciar las exhibiciones corporales que constituyen uno de los aspectos clave del fisicoculturismo moderno. También por ser el precursor de los actuales equipos para la realización de ejercicios físicos, empleando para ello unas máquinas que mezclaban poleas y pesas. Y además, escribió diferentes libros y tratados pensados para fomentar esta disciplina, así como para recoger los principios de su teoría.

Uno de los puntos clave del ideario de Sandow es la recuperación del estándar del cuerpo griego como referente, en cuanto a su belleza musculada. Algo que nuestro protagonista llegó a encarnar directamente. Aún se conserva un pequeño corto del año 1894, donde este fisicoculturista mostraba la potencia de su musculatura y la perfección de sus facciones, a la mera de un Hércules griego. Incluso se cubría de polvo blanco durante las exhibiciones que ofrecía por todo el mundo, para dar una sensación aún más real y asemejarse a una estatua. Y aunque Sandow fallecería en 1925, su legado ha perdurado y sigue presente en nuestros días.

Nuevos tiempos, nuevas máquinas

Durante mucho tiempo, las enseñanzas y los libros de Sandow sirvieron como referencia para las siguientes generaciones de fisicoculturistas. Hombres y mujeres que tenían como principal objetivo el desarrollo muscular a través de un entrenamiento intenso y medido con pesos de todo tipo, acompañado de una alimentación basada principalmente en proteínas. 

Con la llegada de una nueva tecnología durante los años 50 y 60 se produciría un salto de calidad en el mundo del fisicoculturismo. Las nuevas máquinas de gimnasio cambiaban por completo la forma de los entrenamientos, de modo que ya no era necesario estar tirando de pesas a la manera convencional. Algo que tenía la ventaja adicional de poder modificar ese peso e ir ayudando al músculo a crecer, para que este tenga una mayor capacidad de levantar más carga. Algo que hacía mucho más agradable el entreno, con una progresividad y una especialización por grupos musculares que hasta entonces no siempre era posible.

Estas máquinas serían bien recibidas por todos los usuarios, pero especialmente por aquellos que llegaron a este mundo gracias a los diferentes referentes que surgirían en esos tiempos. Uno de ellos serían los campeones de gimnasia, cuyos cuerpos musculados era un referente. Por otra parte, la presencia de diferentes publicaciones dedicadas al mundo del fisicoculturismo y la llegada de numeroso superhéroes ultramusculados también llamaría la atención de numerosos jóvenes, que no tardarían mucho en querer lucir los mismos músculos que sus héroes de papel. Un auge que supondría la llegada de la edad de oro de esta disciplina.

 

El dopaje, una piedra en el camino

En este contexto, llegó la amenaza más perjudicial para el mundo del fisicoculturismo desde su nacimiento. Hablamos del dopaje. Aunque los anabolizantes y la testosterona fueron descubiertos allá por los años 30, lo cierto es que no sería hasta los años 60 cuando estas sustancias llegarían a los gimnasios. En teoría, eran la solución perfecta para los fisicoculturistas, dado que estos productos permiten incrementar de forma considerable la masa muscular, incluso sin necesidad de los grandes esfuerzos que tienen que realizarse en el gimnasio.

Sin embargo, este crecimiento muscular no era gratuito, igual que tampoco lo es en nuestros días. Básicamente, porque los esteroides y anabolizantes tenían una serie de efectos secundarios que no son precisamente leves. Entre ellos, se encuentran problemas cardiacos, problemas de fertilidad, mayor riesgo de accidente cerebrovascular e hipogonadismo. Unas consecuencias que muchos “culturistas de jeringuilla” sufrirían e incluso hoy día siguen sufriendo.

Uno de ellos es Arnold Schwarzenegger, que antes de convertirse en gobernador de California ganó seis veces el famoso título de Mister Olympia en los años 70. Parte de esos éxitos se deben a la ayuda de estas sustancias, aunque es preciso reconocer que dichas sustancias eran legales cuando Arnold las usó. Hoy día, la mayor parte de ellas están prohibidas, pero desgraciadamente siguen usándose por parte de bastantes culturistas.

El fisicoculturismo hoy

Si tuviéramos que hablar del culturismo actual, podríamos decir que a día de hoy conviven dos tendencias principales. Una de ellas es el culturismo tradicional, que consiente el uso del dopaje, aunque con ciertas limitaciones al respecto, sin olvidar a los aficionados que no tienen problema en usar lo que sea necesario. 

La otra tendencia es el fisicoculturismo natural que defiende una vuelta a las enseñanzas más clásicas, prescindiendo de todo tipo de sustancias prohibidas en sus prácticas deportivas. Una propuesta interesante para añadir limpieza a un mundo golpeado por el dopaje.

Respecto de los principales eventos del mundo del fisicoculturismo, estos siguen siendo habituales a nivel mundial. Entre los más importantes, tenemos el de Mister Universo o el Mister Olympia, ya comentado antes. Estos dos eventos suelen combinar tantas poses de simetría, en las que los deportistas deben adoptar ciertas posturas para que el jurado valore el desarrollo muscular del participante, así como rutinas o sesiones libres, que cada culturista prepara a su gusto a fin de mostrar sus mejores poses y demostrar su potencia muscular.

Por cierto, aunque no lo hemos mencionado hasta ahora, desde la llegada del fisicoculturismo moderno la mujer también ha tenido un papel relevante. Sí es cierto que su presencia decayó unos años después de surgir esta disciplina, en los primeros años del siglo XX. Sin embargo, esta tendencia se rompió en los años 80, cuando la mujer culturista vuelve a tener la importancia que perdió. Esta es la fecha en la que empiezan a celebrarse las primeras competiciones dedicadas exclusivamente a las mujeres. Es cierto que, tradicionalmente, una mujer musculada era “poco femenina”, lo que suponía un problema para el desarrollo de esta rama concreta del fisicoculturismo. Pero el cambio de paradigma dentro de lo que una mujer debe ser ha dejado de lado esta imagen anacrónica y ha ayudado al desarrollo de esta disciplina.

En este paradigma hay otro aspecto interesante, que ya hemos mencionado y que directamente se inserta en esta disciplina. Hablamos del planteamiento para el crecimiento muscular. Todas las competiciones femeninas mantienen un planteamiento libre de dopaje y que fomenta la tendencia de culturismo muscular, que hemos mencionado anteriormente. Un detalle con el que cuidar mejor de estas deportistas.

 

Mirando al futuro

Aunque no vamos a sacar la bola de cristal, lo cierto es que el futuro sí suena prometedor para el fisicoculturismo. Tal como hemos comentado antes, en el lado femenino tenemos una serie de tendencias interesantes, que van ganando mercado y ofreciendo un entorno seguro y atractivo para las deportistas.

Respecto del lado masculino, ese fisicoculturismo natural que venimos comentando va ganando adeptos, al tiempo que se toman nuevos controles a la hora de impedir que el dopaje siga siendo la mancha de esta actividad. Esto no quita que muchos fisicoculturistas, especialmente los más amateurs y a los que no les importa su salud si pueden ganar músculo fácilmente, sigan recurriendo a estos remedios. Pero sí se observa un cambio de mentalidad, que seguramente en el futuro será beneficioso para que estos deportistas disfruten de una actividad segura y saludable.

 

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