Todo sobre SARMs. ¿Realidad o ficción? 

Última actualización: 29.03.24

 

Uno de los elementos que siempre acompañan a los SARMs es el oscurantismo que les rodea. Desde las dudas respecto de sus efectos a los riesgos de su consumo. En medio de tanta oscuridad ha llegado el momento de que veamos algo de luz en esta cuestión.

 

Aunque por su nombre es posible que no estés muy al tanto de lo que estemos hablando, si mencionamos los esteroides y anabolizantes sí es más probable que ya sepas a qué nos referimos. Lo cierto que los SARMs cubren productos diversos y muchos de ellos van más allá de los que hemos comentado. De hecho, algunas de sus variantes se encuentran fuera del planteamiento de los SARMs, generalmente las más peligrosas.  En todo caso, está claro que nos encontramos en un terreno complejo respecto del tipo de sustancias que estamos hablando.

Algo que tiene aún mayor relevancia si tenemos en cuenta que hablamos de  medicamentos destinados al consumo humano y cuyas consecuencias o su mala elección pueden causar riesgos a nuestra salud. Así que está claro que, antes de empezar a tomar cualquiera de estos productos, es fundamental conocer tanto sus efectos principales como los secundarios y sus riesgos derivados.

 

¿Qué son los SARMs?

Lo primero que vamos a hacer saber es qué son los SARMs. Las siglas SARMs corresponden, en castellano, a los productos denominados como Moduladores Selectivos de los Receptores Androgénicos. Este grupo de moduladores tienen la capacidad de establecer un comportamiento selectivo en estos receptores. Algo que provoca unos efectos muy concretos sobre ciertos tejidos de nuestro organismo, con una alta intensidad tanto sobre los huesos como sobre los músculos esqueléticos. Por eso son tan importantes para los culturistas y los amantes del bodybuilding.

Estos productos se desarrollaron inicialmente en los años 40 y con fines médicos. Los primeros estudios tuvieron a la testosterona como protagonista, surgiendo así un suplemento destinado a aumentar la masa muscular y la fuerza en hombres con déficit de andrógenos, en personas mayores y, posteriormente, en pacientes con ciertas enfermedades relacionadas con la musculatura. Entre ellos, se encuentran los afectados por un cáncer, el hipogonadismo o la osteoporosis. En estas personas, el aportar un extra a la hora de reforzar los huesos o la musculatura resultaba muy interesante para mejorar su calidad de vida.

Es importante destacar que, a diferencia de los esteroides anabólicos, cuyos riesgos son muy conocidos por todos, estas sustancias mantenían la capacidad de acción selectiva sobre los tejidos corporales propia de estos compuestos antiguos, pero sin efectos secundarios. Dicho de otro modo, los SARMs aportan los beneficios de los esteroides pero sin los inconvenientes derivados del consumo de estos productos. Así que, a priori, parece que los culturistas y demás amantes del bodybuilding podrían haber encontrado la piedra filosofal con la que esculpir aún más su cuerpo desde el interior.

¿Son realmente eficientes los SARMs?

Una de las ventajas teóricas que los SARMs tienen para los deportistas y demás personas que desean mejorar su imagen corporal es la capacidad de estos medicamentos para generar masa muscular y ósea. Si estos complementos son adecuados para crear esta masa muscular en personas enfermas, su efecto puede aprovecharse también en personas sanas, en las que una aportación de este tipo de sustancias podría ayudar a la eliminación del tejido adiposo, al refuerzo de los huesos o, lo que más interesa al culturista, incrementar la masa muscular.

Adicionalmente, estos medicamentos estarían teóricamente exentos de los efectos secundarios que los esteroides tradicionales tienen sobre el organismo. Principalmente porque muchas de las preparaciones actuales han dejado de lado la testosterona y han optado por otros componentes más eficientes. Algo que reduce esos problemas secundarios y hacen el medicamento más seguro.

Como prueba de ambos extremos, son varios los SARMs que se encuentran actualmente en diversas fases de prueba clínica, pertenecientes principalmente a los productos de primera generación y de efectos secundarios más intensos. Estos productos, administrados a dosis ajustadas, han demostrado ser capaces de generar una ganancia muscular de 1 a 1,5 kilos en adultos sanos. Un efecto considerable, aunque bastante alejado de los resultados capaces de generar el enantato de testosterona, con el que se obtienen de 5 a 7 kilos de ganancia muscular con dosis de 300 y 600 miligramos. Un resultado que, además, se obtiene en un plazo medio de unas 4 a 6 semanas, frente a las 8 semanas que necesita el SARMs para obtener esos resultados.

Para tratar de mejorar los resultados de estos primeros productos, en la actualidad se han desarrollado diversos SARMs, destinados principalmente a la práctica médica y al tratamiento de los problemas derivados del cáncer y la osteoporosis. Un planteamiento en el que los estudios clínicos se encuentran en fases iniciales, teniendo ya algunos resultados, aunque poco novedosos sobre lo esperable. No vamos a entrar en enumerar los diferentes compuestos y sus efectos concretos, puesto que la mayoría ni siquiera mejoran los datos de los productos que hemos comentado anteriormente. De hecho, ni siquiera el mejor de los SARMs es capaz de acercarse a los niveles de crecimiento muscular de los esteroides tradicionales. Y para colmo, estos SARMs tampoco están exentos de efectos secundarios.

El resultado de estos SARMs no es algo que resulte extraño, al menos a ojos de los profesionales sanitarios. Todo culturista sabe cuánto cuesta ganar un kilo de masa muscular, en cuanto a esfuerzo, disciplina en la alimentación, etc. La ganancia muscular rápida como tal solo puede lograrse con soluciones intensivas y de riesgo, como los esteroides tradicionales. Y aunque es cierto que los SARMs están mostrando resultados positivos, los mismos son limitados en cuanto a su intensidad y efecto. Algo a lo que se suman los efectos secundarios, que valoramos a continuación.

 

Efectos secundarios de los SARMs

Aunque muchas páginas web, especialmente las que venden estos productos, afirman que los SARMs están totalmente libres de riesgos para los usuarios, lo cierto es que la realidad no es tan bonita como nos la pintan.

Parte de este problema surge de la propia formulación de los SARMs, que muchas empresas ponen a la venta. Una formulación que, debido a la efectividad limitada de los SARMs que hemos comentado en el punto anterior, casi obliga a los fabricantes a añadir una serie de ingredientes extras al producto como para que este resulte efectivo en el usuario. Unos extras que, generalmente, están directamente relacionados con los esteroides y otros viejos conocidos poco saludables.

La prueba la tenemos en un estudio publicado en JAMA, que evaluaba cuarenta y cuatro productos tipo SARMs que podían encontrarse en la red. Para realizar el estudio, aplicaron los criterios que usa la Agencia Mundial Antidopaje a la hora de evaluar los diferentes productos que pueden consumir los atletas y detectar en ellos sustancias prohibidas. El objetivo del estudio era evaluar la seguridad de dichos compuestos, así como comprobar que los mismos se ajustaban al etiquetado de los envases.

Lo primero que destaca dicho estudio es que buena parte de estos productos incluían una información errónea o incompleta respecto de su formulación, sus efectos reales o sus efectos secundarios sobre las personas. Por si fuera poco, muchos de ellos incluían sustancias prohibidas, tales como hormonas del crecimiento o los famosos esteroides. Nada menos que el 39% de los SARMs evaluados contenían algunas de estas sustancias. 

Por si fuera poco, el 25% de los productos estudiados contenía otras sustancias de efectos similares que ni siquiera estaban indicadas en las etiquetas de los productos. En paralelo, el 59% de los SARMs analizados no detallaban correctamente la composición del producto respecto de la que mostraba la etiqueta. Así que todo parecido del compuesto con lo que se indica en su etiquetado es pura coincidencia.

Estos añadidos no son casuales. Pensemos que un culturista que utilice SARMs tiene como objetivo lograr un mayor crecimiento de su masa muscular. Si no lo consigue, principalmente entonces dejará de consumir este producto u optará por un SARMs de otra marca. Para lograr un efecto real, ante la ganancia de musculatura discreta que generan los SARMs, es necesario recurrir a la artillería pesada, con compuestos como los esteroides clásicos. Así que esto es justo lo que hacen algunos fabricantes: añadir un poco de estos componentes más tradicionales para lograr que esos SARMs sean capaces de tener efectos llamativos sobre el usuario.

Es importante destacar que la gran mayoría de estos SARMs no ha pasado por el proceso de verificación necesario para su uso en personas, que se ejecuta por parte de organismos como la FDA americana. Esto supone que quienes consumen estos productos están exponiéndose a algunos de los riesgos que venimos comentando. Aunque el riesgo principal es que estos compuestos no tienen ningún tipo de seguridad farmacológica o alimentaria en su planteamiento o formulación.

El resultado real para nuestro organismo, en caso de consumir algunos de estos SARMs de forma habitual, es que las posibilidades de sufrir ciertas enfermedades ya conocidas son más que elevadas. Entre estos problemas de salud se encuentra un incremento en la posibilidad de sufrir un ataque al corazón o un accidente cardiovascular, problemas relacionados con la fertilidad, daños al hígado derivados del consumo de este tipo de sustancias o incluso problemas mentales derivados de un exceso de ciertas hormonas en el organismo. Tal es el posible efecto de este tipo de productos que la propia FDA lanzó su primera alarma en octubre de 2017. Una alarma que se mantiene hasta hoy, dado que muchos de los productos actuales mantienen los defectos que venimos comentando en este artículo.

 

Recomendaciones finales

En este contexto, es muy probable que se te planteen dudas respecto de si realmente es seguro el uso de SARMs o no dentro de tu rutina de entrenamiento. Una duda interesante y para la que conviene recurrir, una vez más, a las opiniones de los expertos y también a los diferentes estudios clínicos y profesionales que se vienen realizando al respecto de estos productos.

Dentro de esos estudios que se han realizado sobre los SARMs, la tendencia general de los mismos es negativa para usos diferentes de aquellos para los que los SARMs fueron diseñados. De hecho, ni siquiera los SARMs presentan grandes resultados o una efectividad considerable cuando se trata de la ganancia de masa muscular en aquellos pacientes cuya fuerza o capacidad muscular se reduce por los tratamientos contra el cáncer o la osteoporosis. Una ganancia que, como hemos comentado, venía siendo de 1 a 1,5 kilos aproximadamente, según uno de estos estudios. Como remate, la mayor parte de los productos de este segmento actualmente no han superado la fase 1 del estudio necesario para los medicamentos de uso clínico, lo que también demuestra que su futuro es, cuanto menos, incierto.

Por si fuera poco, los SARMs que se comercializan en el mercado generalmente carecen de control sanitario, pues no han sido evaluados por la FDA ni por casi cualquier otro organismo análogo que verifique que su formulación es segura para las personas. Es algo que tampoco debería sorprendernos, puesto que si los compuestos clínicos ni siquiera han pasado las fases iniciales de la verificación, aún menos pueden hacerlo unos productos derivados de aquellos.

Como prueba adicional de los riesgos de estos productos, no podemos dejar de lado la opinión de la Agencia Mundial Antidopaje. Los SARMs fueron prohibidos en 2008, por tener efectos muy similares a los de los anabolizantes y esteroides más clásicos. Una muestra más de cómo este tipo de productos no son recomendables, a día de hoy, para los usuarios. Es posible que en el futuro avancen los estudios clínicos que estamos comentando y que estos productos sí puedan ser seguros para los usuarios, pero lo que está claro es que ese momento no es el actual. Y que tampoco es algo que vaya a ocurrir en un futuro cercano.  

 

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